Carpio se convierte en pez

lunes, 4 de junio de 2007


Carpio era uno de los hijos de Porlock Evaristo. En aquél tiempo, era común que los descendientes de demonios caminaran sobre las aguas salinas y Carpio no era la excepción. Se decía que su familia tenía como ancestro al curioso demonio Gilrom, que pidió al dios Tynma una concesión para habitar el mar con el pretexto de estudiar la formación de las rocas hundidas. Siendo que el dios no se sabía interesado en estos estudios, se manifestó en favor de Gilrom por si acaso llegara a suceder lo contrario. Sin embargo, Tynma descubrió que Gilrom no pasaba el tiempo mortal sumergido en las aguas para estudiar las rocas hundidas, sino para cortarle los dedos a los gigantes que metían sus pies en el agua cuando se sentaban sobre las islas. Así que el dios de los sueños decidió dormir nuevamente a su demonio en la misma posición que él guardaba para robar de otros cuerpos los dedos que alimentaban su obsesión. Tras siglos de mortales, creció sobre su espalda una isla del tamaño de las Árides en la que se posaron los traseros más insignes, hasta que llegó la revuelta de Truslast que hizo de los demonios de Tynma mortales socialmente inactivos pero terriblemente fértiles. De Gilrom nació la dinastía más poderosa de todo Antal y de la que Carpio fue el integrante menos brillante de todos.


Carpio paseaba sólo sobre los océanos y veía nacer las islas. Las ballenas le hablaban de sus hermanas más pequeñas, las estrellas, que le adoraban por su silencio sobrenatural. Huía de las sirenas cuando querían arrancarle de las cuencas sus brillantes ojos cafés y jugaba con los peces voladores hasta pasados dos ocasos, o bien, cuando caían en la boca de un pez más grande y fatalmente hambriento.


Un día, Carpio se alejo demasiado del hogar de Porlock Evaristo, y el norte y el sur se le perdieron en el fin del mundo. Pero el errar oceánico derivo crimen. Tras pasados casi seis días sin comer ni beber, Carpio abrió los vientres de gigantescas ballenas y devoró sus entrañas y robó el agua dulce del Pozo de Alminos que está en el ombligo del mundo en la sólo se sacian los mensajeros -todas las criaturas enemigas del sol.


La diosa Dicktus del mar se enfureció contra Carpio y le hechizó para que sus pasos lo devolvieran a la tierra de su padre. Ella salió del mar y camino sobre las arenas con sus pies humanos aguardando su llegada para degollarle. Tynma espero con Dicktus todas las noches hasta que avistaron un joven pálido que regresaba a gatas sobre las olas. Tynma contempló los ojos de ballena de Dicktus y le preguntó:


-¿Por qué esperas a que pise tierra?

-Porque si el sueño termina en el mar nos absorberá en sus sombras.
-Entonces el sueño no los acompañará más despiertos. Y cruzaran las aguas sin mí o contigo.
-Pemites que el detractor no despierte de nuevo- Dicktus devuelve a Tynma su atención con una mirada de ballena. Y el dios desaparece bendiciendo el nuevo destino de Carpio forjado en las aguas.
Desde entonces, los hijos de demonios ya no caminan sobre las aguas, y se dice que un gigantesco pez negro ronda las costas de los hombres, esperando encontrar a Tynma en la playa para que lo despierte de su sueño.
Foto/Anne Chapman/Tanu

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