Buscando a Loshino

jueves, 28 de junio de 2007
Loshino es un músico onírico japonés que me habló por teléfono en un sueño desde Japón. Quedé con el en que volaría de inmediato hacia allá para buscarlo y trabajar con él. Pero claro, desperté. Loshino habla español como sólo un japonés podría hablarlo. Supongo que es joven, resultaba que estabamos en un curso de música y debíamos hacer nuestra tarea. Si alguien sabe de Loshino por favor, daré polvos mágicos a quien pudiera ayudarme a contactarlo. No sé por qué tengo la idea de que Loshino usa blog o my space, bendita sea la red.

Un encuentro con él Último Unicornio

jueves, 14 de junio de 2007

Luego de terribles viajes y de arrancar el corazón de los hombres, me encontré con el último de todos ellos, tenía que ser el último unicornio el que viniera hasta María Patakí, ahora que se ha rellenado el cuerpo con algodón:


"Tengo pesadillas en las que me arrastro sobre la tierra... Los cachorros, Troy, Blanche, Sue me ladran, las serpientes me silban, los mendigos están llegando a la ciudad. Y al final llegan las almejas".


Fragmento de "El Último Unicornio" de Peter S. Beagle

El regreso de los caracoles

lunes, 4 de junio de 2007


A Diódoro


I


Dejó el último beso en la entrepierna de Helena. Rozó con la lengua la cuenca de su único ojo sano, y la niña que enjaulaba a los grillos lamió de su mejilla el sobrante de las lágrimas que se comió.


La tuerta Helena la persiguió enloquecida. Le había pedido que se quedará para siempre con ella y según testimoniaron las arañas, la niña rió hasta que la tuerta cayó terriblemente dormida. Los caracoles impulsaron la isla flotante en la que partió la fugitiva y nadie, en el norte o en el sur, volvió a saber de ella.


Que nunca hubiera sido encontrada sólo provocó que, en los puertos y posadas donde Helena le buscó con daga en mano, la gente comenzara a pensar en otras cosas: cacería de ballenas, planetas parlantes y peces melancólicos, lo que contribuyó sobremanera en que fuera olvidada la niña que enjaulaba a los grillos y con ello la tuerta Helena se sacó el otro ojo para terminar de hundirse en las sombras.

II

Pasaron trescientos ciclos de Tynma y los caracoles regresaron a la tierra todas las islas. La ciega Helena contaba los ojos en su entrepierna y su larga lengua dio caza a todos los grillos sobre la tierra. La niña enjaulada gritaba enloquecida y advertía a Helena que si no la alimentaba con llanto pronto moriría de hambre.

-Si te dejo morir dejaré de perseguirte eternamente- le contestaba Helena una y otra vez, y todas las arañas en el mundo reían hasta dejar dormidos a los hombres.

La ciega Helena peinaba sus cabellos con barbas de ballena y confesaba a los peces que hacía mucho que ella no podía llorar, pero que su terrible amor por la niña enjaulada era capaz de conmover el castigo de los planetas y las estrellas.

III

Un día en que las trescientas islas de Tynma huyeron del sol, los caracoles volvieron a la tierra. La ciega Helena escuchaba el canto de los grillos y la niña le lavaba devotamente sus blancos pies.

-Levanta tu velo bella Helena, quiero besarte- las arañas murmuraban sobre la petición de la niña mientras tejían enloquecidas su futura mortaja. Sabía que pronto moriría, al encontrar el verdadero amor dejó de tomar su único alimento y ahora estaba a punto de entregarse a la última forma durmiente.

La ciega Helena descubrió por primera vez el rostro ante su amada. La niña que enjaulaba a los grillos vio las cuencas de aquél rostro venerado: no estaban vacías, los planetas se asomaban cuidadosos de que ningún otro mortal los viese espiando el mundo. La niña comprendió, de ese modo, lo que peces y ballenas le escondieron sobre su destino: y es que huiría eternamente hasta desear a la mujer que no podía llorar.

Carpio se convierte en pez



Carpio era uno de los hijos de Porlock Evaristo. En aquél tiempo, era común que los descendientes de demonios caminaran sobre las aguas salinas y Carpio no era la excepción. Se decía que su familia tenía como ancestro al curioso demonio Gilrom, que pidió al dios Tynma una concesión para habitar el mar con el pretexto de estudiar la formación de las rocas hundidas. Siendo que el dios no se sabía interesado en estos estudios, se manifestó en favor de Gilrom por si acaso llegara a suceder lo contrario. Sin embargo, Tynma descubrió que Gilrom no pasaba el tiempo mortal sumergido en las aguas para estudiar las rocas hundidas, sino para cortarle los dedos a los gigantes que metían sus pies en el agua cuando se sentaban sobre las islas. Así que el dios de los sueños decidió dormir nuevamente a su demonio en la misma posición que él guardaba para robar de otros cuerpos los dedos que alimentaban su obsesión. Tras siglos de mortales, creció sobre su espalda una isla del tamaño de las Árides en la que se posaron los traseros más insignes, hasta que llegó la revuelta de Truslast que hizo de los demonios de Tynma mortales socialmente inactivos pero terriblemente fértiles. De Gilrom nació la dinastía más poderosa de todo Antal y de la que Carpio fue el integrante menos brillante de todos.


Carpio paseaba sólo sobre los océanos y veía nacer las islas. Las ballenas le hablaban de sus hermanas más pequeñas, las estrellas, que le adoraban por su silencio sobrenatural. Huía de las sirenas cuando querían arrancarle de las cuencas sus brillantes ojos cafés y jugaba con los peces voladores hasta pasados dos ocasos, o bien, cuando caían en la boca de un pez más grande y fatalmente hambriento.


Un día, Carpio se alejo demasiado del hogar de Porlock Evaristo, y el norte y el sur se le perdieron en el fin del mundo. Pero el errar oceánico derivo crimen. Tras pasados casi seis días sin comer ni beber, Carpio abrió los vientres de gigantescas ballenas y devoró sus entrañas y robó el agua dulce del Pozo de Alminos que está en el ombligo del mundo en la sólo se sacian los mensajeros -todas las criaturas enemigas del sol.


La diosa Dicktus del mar se enfureció contra Carpio y le hechizó para que sus pasos lo devolvieran a la tierra de su padre. Ella salió del mar y camino sobre las arenas con sus pies humanos aguardando su llegada para degollarle. Tynma espero con Dicktus todas las noches hasta que avistaron un joven pálido que regresaba a gatas sobre las olas. Tynma contempló los ojos de ballena de Dicktus y le preguntó:


-¿Por qué esperas a que pise tierra?

-Porque si el sueño termina en el mar nos absorberá en sus sombras.
-Entonces el sueño no los acompañará más despiertos. Y cruzaran las aguas sin mí o contigo.
-Pemites que el detractor no despierte de nuevo- Dicktus devuelve a Tynma su atención con una mirada de ballena. Y el dios desaparece bendiciendo el nuevo destino de Carpio forjado en las aguas.
Desde entonces, los hijos de demonios ya no caminan sobre las aguas, y se dice que un gigantesco pez negro ronda las costas de los hombres, esperando encontrar a Tynma en la playa para que lo despierte de su sueño.
Foto/Anne Chapman/Tanu

La cena con Tynma

domingo, 3 de junio de 2007

Alguna vez he soñado que los planetas están frente y tan cerca, ¿es que en el sueño salieron de su orbita para saludarme? Si mi cabeza no estuviera llena de tantas nubes y cantos de grillo, tal vez pudiera escuchar lo que me dicen. Y es que Saturno y los cometas sean el epitafio de mis sueños de muerte.
Foto/Carlos Jurado, Sueños